Lauren y Maria Paula, del componente histórico y cultural del proyecto, regresaron recientemente de un viaje exploratorio de tres semanas en Colombia; especificamente en el departamento de Boyacá, donde se centrará nuestra investigación. Los días fueron largos e intensos y el viaje sin tregua, pero fue extremadamente fructífero e inspirador. Nos reunimos con personas maravillosas, vimos un corte transversal del hermoso paisaje, aprendimos muchísimo y todo nos ayudó para aclarar nuestro enfoque.
El objetivo de nuestro componente es investigar la relación entre las personas y su entorno y los desafíos y tensiones fruto de la estrategia de conservación y demarcación de los páramos. Los páramos son ecosistemas individuales que también configuran un ecosistema unitario más amplio llamado “complejo”; Boyacá tiene 6 complejos (ver mapa al final). Si bien esta diferenciación horizontal sigue las fracturas naturales en el paisaje, la política de conservación de páramo ha tratado de demarcar cada complejo, y a veces cada páramo, en una línea vertical, con la premisa de que las características clave de las plantas y el clima de un páramo comienzan a una altitud de 3.000 metros. Esta demarcación vertical determina una frontera física para las actividades económicas, incluida la agricultura y la ganadería, y por lo tanto ha sido motivo de controversia por sus implicaciones en los medios de vida de las personas. Además, no todas las personas perciben, categorizan o describen los páramos de esta manera.
Nuestra investigación busca mapear los contextos socioambientales históricos y contemporáneos de estas tensiones. En este viaje exploratorio, queríamos seleccionar áreas específicas que ilustran los múltiples legados de una variedad de conflictos sociales, económicos y políticos, así como tomar decisiones más informadas sobre los métodos de investigación. La estrategia consistía en visitar la mayor parte posible de la región, ver el entorno ambiental de primera mano y conversar con una variedad de actores (instituciones nacionales, gobiernos locales, habitantes y campesinos de las regiones de páramo).
Al llegar, pasamos unos días en la capital, Bogotá, aclimatizándonos, finalizando aspectos prácticos y reuniéndonos y entrevistando a personas en organizaciones e instituciones nacionales. Esto incluyó el Instituto Humboldt, la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), y varios académicos de ciencias sociales. El Humboldt es un instituto de investigación financiado con fondos públicos responsable de estudiar, clasificar y, más recientemente, proporcionar la evidencia sobre la cual el Ministerio del Medio Ambiente demarca oficialmente los páramos. La SAC representa al gremio agrícola comercial del país, con quien hablamos sobre la legislación histórica y contemporánea relacionada con los páramos y la agricultura. Los científicos sociales de la Universidad Nacional de Colombia compartieron sus conocimientos sobre los páramos y Boyacá, y aportaron comentarios para enriquecer nuestro proyecto.
Luego viajamos a Boyacá y su capital, Tunja, donde hablamos con funcionarios responsables de las políticas agrícolas y ambientales en la Gobernación departamental y Corpoboyacá, una autoridad ambiental autónoma que implementa políticas y programas regionales sobre desarrollo sostenible y recursos naturales renovables. Además de una visión general de la situación regional, que es diversa y compleja, estas reuniones nos prepararon para la próxima etapa de visitas a las zonas rurales para hablar con los habitantes y campesinos de los páramos. En Tunja también nos reunimos con un miembro local de Dignidad Agropecuaria, una organización nacional sin fines de lucro para los campesinos del país, pero esto fue cuando regresamos del recorrido rural.
Para ver la mayor cantidad posible del departamento, que es montañoso y extenso, con un área de 8,953 millas (23,189 kilómetros) al cuadrado, iniciamos un recorrido rápido, visitando un área diferente cada día y subiendo a los páramos de cada lugar. Comenzamos en las áreas más bajas del noreste de Socha y Tasco, en el complejo de Pisba, luego continuamos un poco al sur a Mongüa y Monguí, en el complejo de Tota-Bijagual-Mamapacha. Moviéndonos hacia el sur oeste hacia la parte central de Boyacá, todavía en el complejo de Tota-Bijagual-Mamapacha, alrededor del lago Tota, visitamos Aquitania y Pesca, luego Toca y Siachoque. Hacia el oeste, visitamos Arcabuco y Cómbita, en el complejo de Iguaque-Merchán. Finalmente, nos dirigimos al sur hacia Samacá en el complejo de Rabanal y Río Bogotá. Hubo dos complejos que no visitamos: Cocuy, donde hay actores armados activos, y Guantiva-La Rusia, el foco de investigación de PARAGUAS, otro proyecto de ColombiaBIO. Nuestros colegas de ese proyecto están investigando conflictos sobre el agua en esta área; se puede obtener más información sobre algunos de sus trabajos aquí.
Para cada visita teníamos un guía local o contacto clave, casi todos se identificaron como campesinos, pero otros eran activistas locales, líderes comunitarios y especialistas ambientales, lo que nos proporcionó una gama de perspectivas. Cada uno describió los principales desafíos locales, los cambios políticos, económicos, sociales y ambientales a lo largo del tiempo, y cómo estos han afectado el paisaje y los medios de vida. Nos llevaron a pasear por algunos de los páramos y nos ayudaron a conocer y hablar con los campesinos; esto fue crucial para comprender la vida de los campesinos, su relación con la tierra del páramo y escuchar sus propias vivencias de dichos cambios.
Cada región que visitamos se caracteriza por diferentes actividades económicas, historias locales, paisajes y desafíos. Estos incluyen:
- Tensiones ecológicas y sociales sobre la minería (industrial y artesanal)
- Presión para avanzar hacia el turismo, a menudo ecoturismo
- Agricultura mixta de pequeña escala y semi-subsistencia (cultivos y ganadería)
- Agricultura comercial intensiva a pequeña escala (predominantemente cultivos)
- Agricultura comercial más grande, intensiva, monocultivo (cebolla)
Durante nuestro tiempo allí, comenzamos a destilar algunas ideas que informan nuestra próxima etapa de investigación. Una de ellas es que el conflicto armado no es tan obvio en el paisaje como esperábamos. Sin embargo, sus causas subyacentes en torno a la tierra y los medios de subsistencia siguen siendo una fuente de tensión. Además, las oportunidades abiertas por el acuerdo de paz para acceder a la tierra con fines de conservación o explotación de recursos naturales no sólo se ven desafiadas por estas viejas tensiones no resueltas, sino que de hecho podrían generar nuevos conflictos.
Por lo tanto, nuestra próxima tarea será explorar la diversidad de conflictos en los páramos de Boyacá para interrogar por un lado la idea prevalente en la política pública de que las comunidades, problemas y soluciones a la problematica de los páramos son homogéneas; y, por otro, la noción misma de “post” en el contexto formal del post-conflicto. A través de una combinación de métodos (incluyendo entrevistas, grupos focales, talleres participativos, foto-voz, mapas de historias, SIG, observación participante) nos enfocaremos en identificar:
- Los múltiples e interconectados conflictos que deben resolverse para abordar la tensión entre la protección de los medios de vida de las personas y la conservacion del ecosistema
- Los nuevos conflictos que parecen surgir del proceso de delimitación de los páramos y su implementación
- La vida de los campesinos y los retos que enfrentan a diario y cómo estos se relacionan (o no) con las prioridades de los gobiernos locales y nacionales
- Los diferentes conceptos y entendimientos espaciales de lo que constituye el ecosistema de páramo y lo que significa para diferentes personas
- Cómo las actividades, los cambios y los desafíos se ajustan a las tendencias globales más amplias de cambio climático, urbanización, agricultura, y producción y comercialización de alimentos.
El próximo viaje de investigación de campo continuará con la recopilación formal de datos y está planeado para el otoño / invierno, ¡así que estén atentos a este espacio!
Autoras: Lauren Blake y Maria Paula Escobar-Tello